Lo amargo del silencio.

Son  tantas las personas que viven en este estado y sin siquiera poder expresar el motivo por el cual permanecen en el… 

Cada vez que miro a mí alrededor veo que nos consume una falsa moral, que nos gobierna y que  cada día nos hunde más en el prejuicio, el interés, el engaño y el sufrimiento… Ansiosos de poder, grandeza y fama.

Me pregunto: ¿hasta dónde dejaremos que nuestra realidad  siga callando  nuestros corazones?, ¿en qué momento tomaremos la decisión de mirar en nuestro interior y reconocer con orgullo lo que somos?… estoy segura que en ese instante, dejaremos  de seguir una corriente absurda que nos  arrastra a ser uno más del montón.

Creo firmemente en que nadie nació siendo malo, pero, que por pruebas del destino, escogieron  el camino fácil, ese que te hace obtener las cosas sin sacrificio, ese que calla, ese que nadie ve porque es oculto, ese que te convierte en un cínico en potencia, ese que te mantiene en un constante vacio  disfrazado de amor y felicidad, ese que te hace bajar la mirada ante la verdad, ese que tapas con  moralismo, ese que muchas veces no te deja dormir, ese que solo tú conoces y que te va convirtiendo en alguien más que no eres tú.

Es de valientes callar cuando es debido, pero, es de fracasados mantenerse en el silencio… 

Desde mi experiencia, siempre me he considerado bastante real y aunque en muchas oportunidades me ha tocado permanecer en lo amargo del silencio, mi confianza en DIOS  me ha regresado a la verdad, a esa que sin importar la opinión del otro me hace sentir bien conmigo misma.

Hoy en día puedo decir que Dios me ha regalado lo hermoso de conocerlo y sentirlo, de verlo en cada cosa buena de mi, en mis padres, mis hermanos, mis amigos…  que me ha dado la fuerza y confianza para hablar con la verdad y descubrirlo en cada instante de mi vida.

Creo que la mayoría, no descubre el amor bonito en sus vidas o simplemente no lo ve, no lo valora, por estar pendientes de la complejidad del mundo exterior, por permitir que otros gobiernen sus vidas y que sea el montón su horizonte. 

La mayoría de las veces ir contra la corriente te hace ver y sentir cosas que otros no pueden, Te hace ser más humilde y misericordioso para con los demás, te hace ser sincero contigo  y  con los otros… te hace ser diferente, uno entre miles.